En su edición de Agosto, RollingStone publicó una nota que, bajo el rótulo de "El fin de la era del disco", básicamente determina que estamos siendo testigos -y artífices- de la desaparición de los grandes sellos discográficos. Y la caída de ese imperio gigantesco implica necesariamente, que el formato CD se encuentra en vías de extinción, ante el apogeo incontrolable de Internet.
Ante ese hecho, se despiertan varios interrogantes.
¿Es necesario aferrarse a un formato, o debemos dejar que el cambio fluya como un proceso natural de evolución?
¿Y si quisiéramos defender la supervivencia del CD... estaríamos dispuestos a abandonar el pirateo?
¿Estamos siendo parte de una especie de boicot de la carrera de nuestros artistas, consumiendo sus discos vía internet en lugar de comprarlos?
¿Qué hay de la cantidad de bandas que se hicieron conocidas gracias a la web, y de otra forma nunca lo hubieran logrado?
Teniendo en cuenta esto, y el gigante monopolio que las discográficas ejercieron durante mucho tiempo... ¿Es tan malo que el negocio experimente un giro de una vez por todas?
Tengo la costumbre de preguntarles a los músicos cómo ven y viven la era de la Web desde su propio lugar. Y Ray, de El Otro Yo, hace un par de meses me dio la respuesta más coherente y objetiva de todas las que escuché.
¿Cómo es su relación con Internet, considerando que les permitió hacerse conocidos en lugares en lugares impensados?
Ray: A mi, que estoy por ahí más en contacto con todo lo que es informático-virtual, creo que hay una situación que es real y tiene que ver con la realidad socio-económica de cada país; nos pasaba con Billy. Nosotros, como país tercermundista, "en vías de desarrollo" o con buenas intenciones de los gobernantes, no se cómo llamarlo, tenemos necesidades de primera instancia que no están siendo cubiertas, con lo cual estamos pensando en trabajar para pagar impuestos y comer, que esa es la realidad, y esas problemáticas llevan a buscar canales alternativos en dónde conseguir arte, sea cine o música. Hay una necesidad de aliviar el alma con el arte, entonces la situación es otra con respecto a muchos países del primer mundo, donde la gente sí compra los discos y el software originales, porque trabaja con ese software y no quiere que le de problemas. En nuestro país, y en general en todo Latinoamérica, pasa que los chicos quieren escuchar música, tienen ganas de seguir descubriendo grupos y la posibilidad es Internet. Y me parece que es muy valioso. Tiene cierto costado de anarquía, o de rebeldía, donde por ahí el que no tiene la posibilidad de ir y comprar un disco, porque no tiene veinte dólares, como un chico de EEUU, puede agarrar y con un poco de picardía, disfrutar de la música y del arte. A mi me parece que eso está bueno.
A nivel de difusión, a nosotros como banda nos sirvió muchísimo, y nos sigue sirviendo, porque en Puerto Rico, en Colombia, en Venezuela o en España, hay muchísima gente que conoce al grupo y tiene ganas de verlo, quiere que el grupo vaya, y eso no se hubiera generado de otra manera, si no fuera por Internet. Era algo inimaginable. Los primeros discos ni con computadora los grabamos. No sabíamos cómo manejar una computadora. Entonces, por un lado está toda esa situación que me parece que es coherente y tiene una lógica que suceda, y me parece que el punto en la balanza es, entre no tener música, y tener música de esa manera, apoyo tener música de esa manera; estamos hablando de que un chico de clase media o un poco más abajo se pueda ir a un cíber y bajarse una canción; hay otros que ni siquiera tienen acceso a un cíber, ni en pedo.
Ahora, está el otro costado que es la parte de trabajo y esfuerzo que va implicada en la manera en que EOY gestiona sus discos; esto quiere decir que, si no compran el disco o no pagan la entrada, EOY no hace giras, no graba más discos… nos dedicamos a otra cosa. No vamos a poder generar un mes de gira con todo lo que eso conlleva, mantener el sello, producir a otras bandas, mantener una estructura, podemos dar más, y arriesgarnos como en la última gira, Interminable, a llevar escenografía, proyecciones, cosas que otras bandas que están por sobre nuestro nivel no lo hacen. Por ejemplo, a lo que es el interior no le dan toda la atención, o no se arriesgan a hacer un show de ese calibre.
En los CDs de EOY se dio un balance casi perfecto; los chicos compran, no sólo el último disco, que arrancó muy bien, sino también los de todas las épocas del grupo editados por nosotros. Nosotros sabemos lo que les cuesta, y hacemos concesiones de distinto tipo; una vuelta hicimos una tirada del disco con un póster con las letras que terminó saliendo muy barato en el puesto de merchandising, casi como comprarlo pirata. Nos acercamos lo máximo que podemos a que los chicos que siguen a la banda puedan tener el acceso a la música editada a través de nuestro sello.
(La nota completa en http://www3.rock.com.ar/notas/2/2192.shtml )
1 comentario:
Creo en el disco, como objeto, de culto tal vez. Creo que es hora de dejar las cajitas plásticas. Creo que los RNR lo supieron y que presisamente EOY sabe exactamente de que estamos hablando. De todos modos, la música es música y estará en el aire a pesar que de que mueran uno a uno los formatos.
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