Los uruguayos de La Vela Puerca presentaron "El impulso" en Ferro, en un show que confirmó que la llama del idilio con el público sigue más viva que nunca.
Por: Sofía Arcuri
Fotos: Luciana Brizuela
Fotos: Luciana Brizuela
"Ustedes saben que tocar hoy, acá es otro pasito importante para nosotros…" Sebastián Teysera parecía más diminuto que nunca frente a las 23 mil personas que llenaron el Estadio de Ferro. El "pasito" al que se refería era más bien un salto monumental: el primer recital de La Vela Puerca en un estadio en Buenos Aires, y "El impulso" - nunca tan oportuno ese nombre- fue la excusa perfecta para la multitudinaria reunión, que quedará registrada en el DVD que la banda está armando.
Marcando un quiebre notorio con los anteriores, el último disco de La Vela presenta un tinte netamente rockero -menos vientos, más cuerdas-, cuya potencia sónica estampó su impronta en el resto de los temas del show; desde el arranque salieron a incendiarlo todo con un poderoso tándem: "Doble filo", "Haciéndose pasar por luz" y "De atar".
Escapando a las convenciones de la presentación de un disco la lista de ¡33 temas! estuvo pensada desde lo afectivo - y lo efectivo, claro- con una lógica circular; el show abrió con una seguidilla de temas consagrados y cerró, bien arriba, con una catarata de hits, reservando el centro de la noche para los trece temas de El Impulso.
Recién después de "Por Dentro" y "Huracán" se dio el momento de bajar un poco. El respiro llegó con "Claroscuro". Y las palabras de "El Enano" también: "Vamos a cantar, después de todo no están acá para escucharme hablar…" Algo así como una premisa del diseño: pocas palabras, pura imagen. En eso consistió la noche, una noche que regaló infinitas postales coronadas con un impecable sonido en vivo. Como en "Zafar" y el ritual del público a capella… un imponente coro de 23 mil gargantas.
Después de "Un frasco", empezaba a anticiparse el fin. "Ojo… no es lo mismo decir se está terminando, que se terminó", avisó Teysera, y el sexteto arremetió con las trompetas de "El Viejo", desatando la locura y un inmenso pogo, que acompañó la seguidilla letal: "Llenos de magia", "Mañana", "De tal palo" y "Profeta".
Recién después de "Por Dentro" y "Huracán" se dio el momento de bajar un poco. El respiro llegó con "Claroscuro". Y las palabras de "El Enano" también: "Vamos a cantar, después de todo no están acá para escucharme hablar…" Algo así como una premisa del diseño: pocas palabras, pura imagen. En eso consistió la noche, una noche que regaló infinitas postales coronadas con un impecable sonido en vivo. Como en "Zafar" y el ritual del público a capella… un imponente coro de 23 mil gargantas.
Después de "Un frasco", empezaba a anticiparse el fin. "Ojo… no es lo mismo decir se está terminando, que se terminó", avisó Teysera, y el sexteto arremetió con las trompetas de "El Viejo", desatando la locura y un inmenso pogo, que acompañó la seguidilla letal: "Llenos de magia", "Mañana", "De tal palo" y "Profeta".
Fuera de todo programa, y pese a que 140 minutos son una buena dosis de música, la ovación del público fue más fuerte, y el Enano salió a escena nuevamente, para un improvisado bis. La guitarra y el, a solas… o casi, porque había un estadio entero de testigo, que, con las luces encendidas, lo acompañó de punta a punta en las estrofas de "José Sabía". De a poco se sumó Sebastián Cebreiro y el resto de la banda, y así cerraron la noche, abrazados frente al público en otra postal inolvidable.
(Publicado en http://www.rock.com.ar/)
Reviví el momento de "El Viejo", uno de los puntos más altos del show
1 comentario:
Hola Sofi!
Pasaba a saludar... Muy bueno!
Qué bueno que existen los blogs, son un oacito (¿diminutivo de oasis?) en medio de la jornada laboral.
Besos
Daniela
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